Clases con pavo y panetón

Estoy seguro que usted espera con ansia cada fin de año, después de los agotadores once meses de trabajo continuo y constante en las aulas universitarias; como profesor y/o alumno. Imagínate por un instante una noche buena (24 de diciembre), reunidos con la familia, tajadas de panetón en la mesa, tazas de chocolate caliente, un pavo horneado muy dorado, esperando ser devorado; en la esquina de la sala un arbolito verde de material sintético, bolas amarillas y rojas colgando de sus ramas, algunos regalos en la base, a su costado un niño Jesús de yeso, rodeado de los Reyes Magos e innumerables animales, ah y la estrella de belén colgando. De pronto llaman por teléfono y te dicen: mañana tenemos examen.



Todo este sueño se derrumba, no gracias a la propuesta de anterior vicerectora académica, Victoria Ancasi, quien solicitó que las clases se prorroguen hasta el 31 de diciembre; ni tampoco a los integrantes del Consejo Universitario, quienes aprobaron tal propuesta. Sino de los alumnos ‘caudillos’ que a lo largo del semestre se han encargado de tomar pabellones y locales, exigiendo múltiples cosas.



Numerando rápidamente, en este periodo lectivo se ha realizado tres tomas de pabellón: primero el pabellón de la facultad de Ingeniería Química, unos meses después, la facultad de Enfermería, hace algunas semanas los ingenieros de Metalurgia y de Materiales, y lo último, la toma del local universitario. Además de ello la Semana Universitaria; Congresos nacionales y regionales de la facultad de Ciencias de la Comunicación, Sociología, Sistemas, entre otros. Para mas adelante viene el aniversario de la Universidad, las elecciones para Rector y de estudiantes, días en el que tampoco habrá clases.



Según el estatuto de la universidad, en total debe haber 17 semanas de clase efectiva, lo cual en algunas facultades no se llega ni a las 13 semanas, peor aún en los últimos semestres (digamos décimo), donde los alumnos realizan prácticas o encuentran uno que otro cachuelo no llega ni a la mitad; para subsanar esto, los profesores deciden sacar los temas que falta y armar grupos de alumnos para que expongan los temas que faltan, por lo menos esto pasa en las facultades de ciencias sociales, lo que indica deficiencias en el desarrollo de las temáticas programadas. Gran labor de aquellos catedráticos.



Es por eso que según la norma aprobada por el Consejo Universitario, se decide que las clases se desarrollen hasta el viernes 31 de diciembre, es decir antes de que en la noche camines por tu barrio con una maleta, que compres el champagne para el brindis, que te vistas de amarillo, que comas las uvas, en fin, de todo lo que la gente moderna suele hacer la última noche del año.



Pero un clavo suelto deja pie para que esto no sea cumplido y gocemos de las fiestas como todos los años: la bendita autonomía de facultad. Gracias a esto cada facultad decide si esperar hasta la noche del 31 de diciembre para terminar las clases o cumplir con lo que estaba planeado, para el 17. Usted qué dice?